7.23.2010

Una reflexión

En 1923, el filósofo y teólogo Martin Buber escribió un libro terriblemente influyente titulado “Yo y tú”. El punto principal del libro de Buber es que en la vida hay dos maneras de relacionarnos con los demás: como objetos (“¿Cómo puedo usar a esta persona?”), o como sujetos (“Sé lo que siento; ¿qué es lo que siente el otro?”): En los términos de Buber, existen relaciones”yo-eso” y relaciones “yo-tú”. En una relación “yo- tú” vemos a la otra persona como un sujeto, como alguien que viene al encuentro con necesidades y sentimientos propios. En las relaciones “yo-eso”, vemos a las otras personas como medios para un fin. Sólo nos interesan nuestros propios sentimientos y no los sentimientos de los demás.
Hay que pensarlo de esta manera: estoy almorzando en un restaurante. La mesera parece distraída, pide que le repita mi orden, me trae un café común en lugar de un descafeinado que le pedí. ¿Cómo respondo a esto? ¿Sencillamente me enojo con ella, incluso al punto de no dejarle propina o quejarme con el gerente? ¿O supero el enojo y me pregunto que puede estar inquietándola? ¿No podría haber sucedido que ella recién llegara de hacerse una biopsia en el consultorio de su médico? ¿No tendrá un hijo enfermo en casa? ¿Su matrimonio no será un problema? En otras palabras, la veo como una persona o solamente como un vehículo que me trae mi almuerzo o como una de esas máquinas expendedoras a las que puedo patear y maldecir si no funcionan correctamente.
Para Buber el pecado absoluto es utilizar a la otra persona como medio para un fin, sin miramientos respecto a los sentimientos de esa persona. Bajo esa luz, incluso la relación más íntima puede ser de “yo-tú” o de “yo-eso”. Los adolescentes pueden ver a un novio o a una novia como la manera de hacer ver a los demás lo atractivos que son o como una manera de paliar su soledad. Podemos tener el deseo de acostarnos con alguien sólo para sacar ventaja de esa persona, para ganar puntos o para convalidar nuestros encantos masculinos o femeninos, sin considerar el daño que podemos hacer al sentido de autoestima de la otra persona. O podemos hacer de la relación una genuina fusión de dos almas. ¿Cómo son tus relaciones?
La vida tiene muchos regalos para nosotros: el sol que sale después de una tormenta, los amigos que nos ayudan después de una caída, una puerta que se nos abre cuando otra acaba de cerrarse a nuestras espaldas. Cuando especulamos acerca de los caminos que ha tomado nuestra vida y todas las cosas buenas que hemos encontrado en esos caminos, algunas de las cuales jamás podríamos haber anticipado, debemos permitirnos agradecer a Dios por guiarnos a través de estos caminos serpeantes para terminar donde queríamos estar, por amor de su Nombre.


Extracto de Kushner Harold S, El Señor es mi pastor, la sabiduría reparadora del Salmo 23, emecé editores, 2003

Llueve con flechas rotas

Llueve desaforada/deshilachadamente
llueve con flechas  rotas/ con gorriones
llueve con las noticias del otro y de este mundo
llueve con ojos secos tristemente
llueve con mariposas y pronósticos
llueve con bodegones y rehenes
llueve con ganas
desganadamente

no sé porqué la lluvia llueve
es decir no sabía
hasta que lo explicate con lujo de detalles
en el oscuro pizarrón de siempre
pero en el pizarrón de siempre
nunca llueve

7.22.2010

HAIKÚ 16

HAY POCAS COSAS
TAN ENSORDECEDORAS
COMO EL SILENCIO